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La industria farmacéutica reclama su papel estratégico para España

Este sector es estratégico para el país por motivos de productividad, industriales, de investigación y fundamentalmente sociales, por el valor que el aporta el medicamento”. Así lo reflejaba Elvira Sanz, presidenta de la patronal Farmaindustria y de la multinacional Pfizer, en el primer desayuno celebrado en la redacción de CincoDías en conmemoración de los 35 años del diario, una cita que se irá repitiendo con directivos de otros sectores en los próximos meses. Los presidentes de seis grandes multinacionales en España inauguraron el formato para debatir sobre un sector que ha sido duramente castigado por los recortes en gasto público.

Fecha publicación
Wednesday, 03 de July de 2013

Tanto el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con el primer ajuste en el gasto en mayo de 2010, como el de Mariano Rajoy han aplicado medidas para reducir el coste de las recetas. Como consecuencia, ese coste ha caído casi un 30%, desde los 12.505 millones hasta los 9.124 millones (acumulado interanual a junio de 2013). La patronal lamenta que solo se vea a esta actividad como un gasto. “Desde el punto de vista económico, creemos que podemos dinamizar la economía de este país. Somos la industria que ofrece más productividad de cualquier industria manufacturera. Además, representamos una fuente de empleo cualificado, de los cuales, más de 95% son empleos fijos, muy diverso, con más del 50% de mujeres, y con un alto estatus académico, con más del 50% de titulados. También somos relevantes en exportación, al ser el cuarto sector exportador. Somos los que más invertimos en I+D y contribuimos de forma sustancial al mantenimiento de la investigación biomédica pública”, explicó Sanz. “Somos un sector estratégico y queremos ser considerados como tal y tratados así. Y no puedo dejar de resaltar el valor social. Nuestro papel es investigar, fabricar y distribuir medicinas a los pacientes para alargar la vida y erradicar enfermedades”, añadía. Coincidía con estas palabras Marc Antoine Lucchini, presidente de Sanofi: “La industria se ve más como un coste que como una aportación. Eso lo tenemos que cambiar. Tenemos que reivindicar esa aportación a la riqueza. Debemos ser un socio del sistema sanitario para ayudar a la sostenibilidad del sistema”. Precisamente, Martín Selles, presidente de Janssen (filial farmacéutica del grupo Johnson & Johnson), recordaba que España gasta mucho menos en su sistema sanitario que los grandes países europeos, según datos de 2011 de Eurostat. Francia destina 2.500 euros por habitante y año a sanidad, Reino Unido y Alemania, 2.200, e Italia, alrededor de los 2.000. “Y nosotros en el entorno de los 1.500. Para 2013, nuestras estimaciones son que se reduzca hasta 1.300 euros, y algunas comunidades autónomas están presupuestando 1.000 y 1.100 euros. Por tanto, sinceramente, para dar una atención sanitaria aceptable, los distintos actores de este sector están haciendo un enorme esfuerzo”, apuntó. “Claramente, lo que sucede es que estamos dedicando muchos menos recursos que nuestro entorno a sanidad”, remarcó. “Nuestra misión es descubrir fármacos que mejoren la calidad de vida de la población o en nuevos tratamientos. En este sentido, nuestra industria es intensiva en inversión y en valor añadido y con alto el impacto en el producto interior bruto del país”, recordó Ángel Fernández, director general de la estadounidense MSD. “El sector farmacéutico es uno de los sectores más intervenidos. De hecho, cuando lanzamos un producto perdemos el control sobre él porque no tenemos ni el derecho a retirarlo. Por tanto, como sector, seremos lo que las Administraciones públicas quieran que seamos”, aseveró Jesús Acebillo, presidente de Novartis. “El problema es que los agentes políticos no son claros sobre qué debemos ser. No se han puesto de acuerdo. En los últimos 15 años hemos visto que tienen incluso visiones contradictorias. Esto hace que formemos parte de la agenda política y las alternancias en el poder nos han perjudicado de forma ostensible en los últimos años. Incluso han revertido legislaciones concretas”, se quejaba Acebillo. “Todo depende de dónde los políticos quieran poner el acento. Si lo quieren poner en el costo, la industria debe proveer medicamentos al mínimo precio posible; si lo quieren poner en la innovación, entonces para ellos la industria podría ser un tractor de la innovación; si lo quisieran poner en el valor social, habría un montón de soluciones a problemas concretos”, añadió. “Pero el problema fundamental es que los políticos no se han puesto de acuerdo. La agenda económica es la que manda y nos hemos convertido en el sector que está controlando el déficit de las Administraciones públicas”, denunció el presidente de Novartis. “Para mí, el problema número uno que tiene el país es el desempleo. Y esta industria ya está aquí, no hay que convencernos para venir, sino poner las condiciones para permanecer. Y cuidar el empleo debe ser la prioridad de empresarios y autoridades. Desde el punto de vista estratégico, España es una puerta para Latinoamérica o Asia. La infraestructura montada en España es impresionante. Es algo que debemos cuidar”, recordó Rogelio Ambrosi, director ejecutivo de Merck. “Somos una industria que no pedimos ayudas, ni beneficios fiscales. Si yo fuera autoridad, me sería muy fácil tratar con una empresa que solo me pide certeza jurídica. Nosotros le pedimos a la autoridad cómo vamos a aplicar la ley y cuál va a ser la norma en los próximos cinco años. Pero que no me hagan levantarme los lunes a leer el diario y ver si hay algo nuevo. O peor, levantarme a leer 17 diarios sobre cómo voy a tener que trabajar en 17 comunidades”, reclamó. “La industria siempre ha estado con la mejor voluntad para ayudar a salir de la crisis, pero no podemos ser la única salida. ¿Por qué tenemos que pagar más cuota de la que nos corresponde como industria? Lo que ofrecemos es mejor calidad de vida para nuestros pacientes y es en eso en lo que trabajamos todos los días”, añadía. Situación límite Pero el director general de Merck fue más allá y pidió que España siga incorporando los medicamentos innovadores en la cartera de productos para los pacientes. Y es que la industria farmacéutica ha denunciado en los últimos meses que tanto el Gobierno como, sobre todo, las comunidades autónomas retrasan la introducción de los fármacos más recientes porque siempre son de un precio más elevado. “También pedimos un respeto irrestricto a la innovación. Estamos en Europa y cuando sentimos que hay amenazas a la aceptación de la innovación creo que vamos en contra de los principios del desarrollo de un país”. Para la patronal se ha llegado a un punto de no retorno. “Estamos en una situación límite. Una gran parte de los ahorros que se han generado en el sistema sanitario se han generado en torno al medicamento. Uno de los peligros claros con los que se encuentra la industria es que dejen de llegar las inversiones para seguir produciendo o investigando en España”, señala Sanz. Del total de ahorro que las comunidades generaron en sanidad, el 84% fue gasto farmacéutico, según datos de Farmaindustria. “Aquí estamos siempre dispuestos a colaborar. Pero todo tiene un límite. Desde el año 2007, nuestras inversiones en I+D nunca habían bajado de los 1.000 millones de euros y en 2011 ya han empezado a bajar de esa cifra. En términos de empleo, hemos perdido 6.000 puestos de trabajo en los últimos tres años. En 2013 vamos a perder cuanto menos 1.000 más”, avisó la presidenta de Farmaindustria y de Pfizer. Uno de los grandes peligros es la deslocalización de las inversiones en producción e investigación a otros países que ofrezcan un marco más estable. “Quizá no estamos viendo todavía la deslocalización, pero puede que hoy en nuestros headquarters se estén tomando decisiones que hagan que en dos o tres años veamos cómo eso se acaba implementando”, avanzó Selles. “Cada día es más difícil convencer a nuestras casas matrices que sigan destinando recursos de inversión porque el entorno no favorece demasiado”, reconoció el primer ejecutivo de MSD. También coincidió en este aspecto Acebillo: “Estamos en una situación límite para continuar siendo un sector tractor de la innovación, que influya en la economía en sectores clave. Si el concepto de los políticos es que en España se quiere una industria sin valor añadido y al menor coste posible, de genéricos, se fabriquen donde se fabriquen, a costa de fabricación local, entonces no vamos en el buen camino”.