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REPSOL construirá una planta biocombustibles economía circular

En noviembre de 2018 Antonio Brufau, Presidente de Repsol, afirmó que la empresa "realizará en los próximos años una inversión de cerca de 300 millones de euros para la fabricación de biocombustibles de segunda generación usando aceites usados como materia prima" en su refinería de Cartagena. Ahora se confirma que será en 2020.

Fecha publicación
Tuesday, 14 de May de 2019

En una nota de prensa se afirmaba que Brufau anunció ?la inversión de cerca de 300 millones de euros, que se realizará en los próximos años, para la fabricación de biocombustibles de segunda generación, aquellos que proceden de la economía circular y que requieren de la más alta tecnología?. Dicha inversión también incluye ?el incremento de la calidad y capacidad de los productos de la planta de lubricantes?. Finalmente se concretará en 2020 con una inversión de 200 M€ en Repsol y 60 M€ en Ilboc.

Ocho años después de terminar la ampliación de su refinería del Valle de Escombreras, en la que invirtió más de 3.200 millones de euros, Repsol ya prepara otro proyecto industrial para hacer más grande y competitivo su complejo petroquímico. La compañía ultima ya su plan para construir, a partir del próximo año, una planta de producción de biocombustible de segunda generación, la primera de estas características que pondrá en marcha la multinacional española que preside Antonio Brufau. Estos carburantes están elaborados con grasas y aceites, son más sostenibles y estarán adaptados a las nuevas demandas de la sociedad.

Según fuentes empresariales, la inversión prevista se sitúa entre los 150 y los 200 millones de euros. Se trata de un proyecto estratégico para la multinacional. La intención es aprovechar el espacio de unas viejas instalaciones que quedaron en desuso con la ampliación de la planta de refino, en el año 2011, para levantar la nueva planta. Se trata de dos unidades de producción antiguas, cuyo espacio será ocupado a partir del año que viene por la nueva planta de biocombustible.

La petrolera ya tiene ultimada con una compañía española de ingeniería y construcción la ejecución de los trabajos. Esta, a su vez, ha iniciado las gestiones para subcontratar entre empresas especializadas de Cartagena una gran parte de los trabajos. Será una oportunidad más para que las empresas auxiliares puedan optar a obras, principalmente, aquellas dedicadas al montaje industrial. Sobre el número de pequeñas industrias y el de trabajadores que serán precisos, la petrolera aún no ha aportado datos.

Menos emisiones

A diferencia de otros, los productos con los que son elaborados esos combustibles no solo no tienen apenas valor económico, sino que suelen provocar problemas ambientales durante su eliminación. Además, según los expertos, estos biocarburantes suponen menores emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero. Concretamente, entre un 35% y un 50%.

La previsión es lograr una producción anual de unas 250.000 toneladas de ese producto. Actualmente, Repsol trabaja en el desarrollo tecnológico y en el proyecto de ingeniería, para hacerlo posible, así como en la captación de socios para la recogida a lo largo y ancho del mundo de aceites que sirvan para preparar este combustible de última generación.

Al usar este tipo de materia prima se reduce considerablemente el dióxido de carbono que es enviado a la atmósfera. En Europa, Argentina y Estados Unidos ha surgido diversa normativa que exige a los proveedores mezclar biocombustibles hasta un nivel determinado. Generalmente los biocombustibles se mezclan con otros combustibles en cantidades que varían del 5 al 10%.

Fuentes empresariales calculan que esta nueva ampliación de las instalaciones podría estar acabada y en funcionamiento en un plazo de tres años. Por parte de la petrolera, aclararon que el proyecto está aún en una fase embrionaria y que las cantidades podrían cambiar conforme se acerca el inicio. Declinaron ofrecer más información por ahora, precisamente porque hay detalles del proyecto que aún están por decidir.

La ventaja de los biocombustibles es que además de que pueden reemplazar una parte del consumo de los combustibles fósiles, reducen el impacto producido por éstos, como los niveles de CO2 que se emiten a la atmósfera mediante su combustión. Realmente, la emisión de CO2 es la misma en ambos, la diferencia radica en que en el proceso de producción y desarrollo, los materiales que producirán la biomasa destinada a los biocombustibles absorben este CO2 producido.

Mejora de las instalaciones

A esta inversión hay que añadir la que la petrolera destina cada año al mantenimiento y la mejora de sus instalaciones en Cartagena. También invierten una importante cantidad de manera periódica para hacer paradas de mantenimiento de equipos y renovación de los más obsoletos, con el fin de hacer más eficiente el proceso de producción.

Repsol es, junto a Cepsa, la principal productora de hidrobiodiésel en España, que se fabrica casi exclusivamente con aceite de palma. Esta alta dependencia supone un riesgo, ya que la Comisión Europea considera a los biocarburantes fabricados con aceite de palma como insostenibles, y por ello deberá decrecer su producción en Europa a partir de 2023 y se le dejará de considerar como una energía renovable para el transporte desde 2030.

Quizá esta decisión haya primado a la hora de que la compañía opte definitivamente por construir una nueva planta de biocarburantes, en este caso de segunda generación, aunque hay ejemplos como los de Neste, en Finlandia, que produce hidrobiodiésel con grasas animales y aceites de cocina usados.

En septiembre habrá una parada para modernizar la fábrica

Repsol tiene programada para su refinería del Valle de Escombreras una parada de mantenimiento, en el mes de septiembre. La hará en diversas unidades de su complejo industrial, entre ellas la de Hydrocraker. Se trata de unos trabajos que están dentro de plan de optimización de refinerías, que la empresa comenzó a acometer antes de la regulación motivada por el cambio de normativa impulsado por la Organización Marítima Internacional (IMO en sus siglas en inglés). Esta limita el contenido de azufre en los combustibles de los buques, que pasara de 3,5% al 0,5% en el próximo año. La inversión permitirá a la compañía estar bien posicionada, para suministrar combustibles marítimos adaptados a las nuevas regulaciones del tráfico marítimo y todos los que demande este mercado, además del bajo en azufre, para cumplir la normativa de la IMO en 2020. Es una inversión que ya ha hecho en las refinerías de La Coruña y Muskiz (Vizcaya). También lo hará en noviembre, en Puertollano.

Fuente: LA VERDAD